Ya que los ángeles son espíritus y no seres físicos, no tienen que tomar apariencia visible (Colosenses1:16). En cierta ocasión, Eliseo oró para que su sirviente pudiera ver los ángeles que rodeaban la ciudad y el joven descubrió, entonces, que no se había percatado de la enorme cantidad de seres invisibles (2 Reyes 6:17).
Cuando los ángeles adquieren apariencia visible, por lo regular adquieren forma de hombre. En Génesis 18, Abaham recibió la visita de tres visitantes angélicos, los cuales en un principio sólo parecían viajeros. En el capítulo siguiente dos ángeles fueron a Sodoma en donde se presentaron simplemente como dos visitantes humanos.
Con la posible excepción de un pasaje debatible en Zacarías 5:9, los ángeles siempre toman forma masculina, en vez de femenina (Marcos 16:5).
Algunas veces los ángeles aparecen como hombres de aspecto nada común. Daniel vio un ángel con brazos y piernas que le recordaban el metal pulido y las piedras preciosas, y con un rostro como el relámpago (Daniel 10:5-6). El aspecto del ángel que movió la piedra de la tumba del Señor Jesús era resplandeciente como un relámpago (Mateo 28:3; Lucas 24:4). En Apocalipsis 4:6-8 se describe el aspecto singular de algunos seres que pudieran ser de una de las variedades de ángeles.
Los ángeles de La Biblia nunca tienen la figura del bebé gordinflón con alitas y rostro de hermoso parecer. Siempre son adultos completamente desarrollados. Aquellos sobre los cuales la Biblia nos da razón que tuvieron encuentros con ángeles, por lo regular desfallecieron en su ánimo y cayeron al suelo sobre sus rostros, llenos de temor y asombro. La Biblia nunca nos presenta la imagen del angelito bebé al que se le hacen cosquillas en la papada y se le habla con “¡Agú, agú!”.
Algunos pasajes de la Biblia nos presentan la imagen del ángel con alas (Isaías 6:2,6). Otros pasajes nos hablan de ángeles volando, y con ello inferimos que las alas les serían de gran utilidad (Daniel 9:21). Sin embargo, es muy posible que los ángeles se puedan mover de un lugar a otro sin tener que depender de las alas. La mayoríá de las referencias a los ángeles, en la Biblia, no dicen nada acerca de alas, y en pasajes como Genesis 18-19 en donde Abraham brinda hospitalidad a varios ángeles, no se hace mencion a alas, visibles o invisibles.
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