¿Cuántas de las veces nos equivocamos con lo que dice nuestro corazón, ya cuando queremos darnos cuenta ya es muy tarde para remendar aquel mal hecho por nuestra lengua producida por nuestro corazón?
Igual somos de pensamientos rápidos y creemos muchas veces que con pedir perdón ya es más que suficiente, pero la verdad de todo esto que no es así.
Uno cuando tiene una pistola y aprieta el gatillo sabe que de ahí va a salir una bala, es una autoridad para quitar la vida, luego una vez apretado el gatillo no hay marcha atrás, tuviste en tus manos la autoridad para matar a una persona y así lo hiciste.
Así pasa con nuestras lenguas qué ejecutamos palabra hacia nuestro prójimo, y una vez dicha ya no hay marcha atrás; hay palabras que marcan más qué puñetazos y patadas, la triste realidad es esta que una misma fuente no puede salir agua dulce o Agua Amarga (Santiago 3:10-11).
Nuestra pregunta es ¿hay algún remedio para poder callar sabiamente? Si lo hay , dice la Palabra de Dios cuando un necio calla es contado como sabio (Proverbios 17:28).
¿Qué podemos hacer con esta actitud de corazón para poder refrenar nuestros labios y dejar de hacer daño a nuestro prójimo? Lo importante de todo esto es tener un corazón limpio “…porque de la abundancia del corazón habla la boca…” (Lucas 6:45).
Tú podrás decir no es que yo soy cristiano, soy pastor, soy evangelista, soy Apóstol, pero la triste realidad qué tanto tú y yo pecamos de la misma manera. Da igual el estatus religioso, lo que importa de veras es un corazón limpio delante de Dios, esto es lo que hace la diferencia.
Versiculo para reflexionar:
“…Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, !!cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!..” Santiago 3:5
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